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miércoles, 20 de febrero de 2008

Capítulo Tres

EN EL REINO OSCURO DE THANISIS.


A la espera de sus guerreros se encontraba Thanisis, reina del lugar, y gobernanta de todo cuanto se movía, respiraba o simplemente se pudiera considerar gorbenable.

Thanisis podría ser el clon perfecto de la joven Electra, realmente era la viva imagen la joven que la oscura dama, con bastantes años que la separaban, al igual que los corazones ; pero con todo ello eran tan iguales físicamente como diferentes interiormente, ambas, tanto la mujer como la joven poseían una estatura fuera de lo normal en su sexo, median metro noventa centímetro, poseían un cuerpo de formas esbeltas, a pesar que el paso de los años, había sabido tratar a Thanisis sus cuervas no dejaban de estar bastante mas desarrollada que la de joven Electra, pero la eslaticidad de ambas era muy similar, podían compararse con una pantera. Poseían los mismo ojos rojos grandes y alargados de largas y espesas pestañas negras y mirada que podían funcionarse con el mismo hielo de los polos, sus fracciones era de ovalados rasgos, donde destacaban los carnosos labios, y una nariz de trazo recto, que tal vez en la joven terminase un poco más chata como rasgo heredado de su madre, y un hoyuelo en la barbilla. Con la majestuosidad de un manto podía definirse la grandeza y esplendor de sus espesos y lustros cabellos azabaches.

A la llegada de sus emisarios, se le desató la furia de la Señora de la Oscuridad, ¿como era posible que otra vez se hubiesen dejado vencer, por cinco personas, un ejercito de demonios?

La oscura mirada de la señora se clavó como auténticos dardos en el que fuera segundo al mando y ahora era el oficial de más alto rango, por lo tanto, el responsable de aquel desastre. El joven oficial sabía como se las gastaba la desquiciada reina, como solían habla al referirse a ella entre la prevé.

-Señora nos estaban esperando y nuestro ataque perdió el factor sorpresa. – la excusa era tan penosa como la mentira, y el lo sabía pero el miedo a la reacción de su señora no le permitió que de su boca sonara la verdad.

La furia aumento en la mujer ante la mentira tan descarada de su esbirro, y la paciencia se le acabo puesto que no era una mujer dotada con mucha de esa cosa.

-Pero maldito imbecil por quien demonio me has tomado para pretender que me trague semejante mentira, ¿acaso te crees que estas hablando con esos malditos humanos? Merecías ir donde ha ido tu jefe, pero hoy no puedo permitirme otra perdida más, te necesito como comandante.-le taladro con la mirada para volver ha decir,- Pero por el mismo alma de Satán que si vuelves a fallarme y después intentas tomarme por idiota te abriré en canal y después me comeré tu negro corazón, -él, respiró de alivio, y una sonrisa apareció en su rostro, pero la reacción de ella la corto al instante- no me tientes necio, como te vuelva a ver sonreír lo hare a pesar de lo dicho, no soy muy conocida por mi paciencia ni tampoco por la misericordia, no tientes a la suerte, Hung.

- Lo siento mi señora, no pretendía reírme de usted. Es que resulta humillante que nos vencieran, cuando incluso dos de ellos son apenas dos niños.

-No subestimes a esos críos, por sus cuerpo corre mejor sangre que por la de vosotros pobre esbirros.

-¿Pero señora yo creía que los quería ver muertos?

-Por Satán. No los quiero muerto, quiero a la chica, para conseguir lo que en su tiempo tubo que suceder. Si el inútil de mi hijo no hubiese intervenido hace quince años.

La mujer dio la espalda al esbirro, para terminar.

-Pobré de aquel, que la haga daño por que será su muerte segura. Nadie intenta hacer daño o matar a mi familia y esos malditos críos son mis nietos, -se volvió hacia el sorprendido súbdito –asín que cuidado con tocarles mas de lo divido, la orden es traérmelos asta mi. Pero sin ningún daño presente, maldito el día en el que al iluso de mi hijo se le ocurrió posar sus ojos en esa maldita hechicera, le absorbió de tal manera, el poco sexo que tenía…- recapitulo para rectificar,- que tiene. Ahora ya puedes retirarte, asta que te vuelva ha llamar, espero que la próxima vez me taigas mejores resultados.

-Como mande, señora.- inclino la cabeza e hizo la reverencia digna de una soberana, ella asistió.

Los pensamientos de la soberana, volaron a cuando ella era la musa de su hijo, es decir asta la aparición de aquella maldita mujer que le embrujo, provocando su traición, a la persona que asta aquel entonces había sido la única en su vida, aunque tenia que reconocer que no brillaba por su carisma ni su cariñosidad.

Que seria de Gwydion, desde que lo encerrara en aquel maldito lugar, al final iba ha resultar que contaba con corazón por que se pensó seria mente el matarlo, y de hecho no lo hizo por que resultaba ser su vástago, de no ser por ese pequeño detalle, en estos instantes estaría, destripado como solía hacer con cualquier mal nacido que se atraviese ha traicionarla.



...

Capítulo Dos.

QUINCE AÑOS DESPUES;



Electra que diablos crees que estas haciendo, chiquilla.- sir Arthuz, resultaba un poco duro en su preparación, por que se empeñaba en tener que entrenar ahora, pesaba la joven pupila, mientras sentía las palabrotas de su gemelo al cual por poco no le hace desparecer la oreja izquierda, en su mal echado hechizo.

Maldita seas Electra el sueño te nubla el poco sentido que dios te ha dado. Apoco no me dejas sin una oreja.

Que pena más grande mi hermanito sin una oreja, que para lo que te sirve tampoco es que la necesitaras mucho. –el muchacho hizo intento de ir hacia ella amenazante cuando ella salio corriendo, poniendo cara de chica buena.-lo siento mucho hermanito a sido un accidente. Ja, ja, ja-la carcajada se hizo más fuerte cuando fue atrapada por el.

Por favor muchachos.- intento poner orden sir Arthur, pero lo único que consiguió fue servirles a los dos jóvenes de pretexto suficiente para enfocar sus bromas en su persona.- ni siquiera lo penséis, sino queréis acabar ambos en el suelo y magullados desde la raíz del pelo asta las uñas de los pies, pequeños monstruos.

Alexander miro al hombre con la cara de no haber roto jamás un plato.- pero sir nosotros nunca haríamos nada tan poco ético como desearte un rabo de perro o unos cuernos como Chivi. ¿Verdad que no hermanita?

-Por su puesto que no, dios mediante, es como darle unas orejas de burro, o el aliento de una comadreja.

Las palabras de los dos hermanos se manifestaban en el hombre, -Ahora veréis malditos mocosos sinvergüenzas. –El caballero arremetió contra ellos mientras ambos hermanos salía corriendo colina abajo, escapando de sir Arthur.

-Socorro, socorro sir huma un monstruo nos quiere comer.-reía la joven Electra, mientras huían al par de su gemelos. El nombrado caballero que se encontraba con sir Galen se sobresalto asta que los diviso a los dos jóvenes y un graciosísimo sir Arthuz persiguiendo, el serio caballero no podía esta más ridículo, con la cola de u perro, los cuernos de una cabra y orejotas de burro. La carcajada que se le escapo hizo que sir Galen levantara a su vez la vista de lo que se encontraba haciendo.

-Yo si fuera tu no me reiría recuerda que las broma de los muchachos no respetan a ninguno, el próximo podías ser tu. – bajando la cabeza de nuevo una sonrisa ilumino el rostro del caballero, (parecía que fuera ayer cuando la joven señora les diera a los llorosos bebes, y les era inimaginable entenderlos, con tanto llantos, mientras que ahora reconocía que tampoco es que los entendieran mucho, a los traviesos gemelos.)

-Bien pues regáñalos tu si quieres seguir los mismos pasos de sir simpatía.- los tres hombres era conscientes de las bromas y poder de los dos hermanos.

- Está visto que no puedo tener ni un solo momento de reposo.- se levanto el aludido.

-El reposo es para los viejos, y los enfermos amigo mío, por lo que de muestra tus dotes de líder nato y a por ellos, que no se diga que un par de niños nos tienen sobre las cuerdas.-palmeo las espaldas de su amigo.

-Cuando os conviene soy el líder cuando ni casó. Que listo que eres amigo,-deletreo la palabra a, mi, go.

Sir huma puso su más maravillosa sonrisa. Cuando llegaron asta ellos dos los dos perseguidos y al momento el perseguidor.

-Por fin os pillo gamberros ahora veremos quien es el ultimo en reír.

-Pero sir solo a sido una pequeña broma, - le contesto la joven,- si Alex yo te tenemos mucho respeto sir Arthuz.

-Chicos ya esta bien dejar a sir Arthuz como estaba. –el caballero hizo oídos sordos al jactancioso comentario de su compañero “gustos a partes en mi opinión esta más guapo de esa guisa”

- Lo mismo opino sir belleza estas mejor con tu maldita bocota cerrada.- se molesto el aludido. Mientras el genio de la belleza reía a carcajadas.

-Muchachos nos salimos del asunto. Alex, Electra os he dicho …-la frase quedo cortada en la mitad de su texto cuando, por arte de magia un torbellino se abría paso justo encima de sus cabezas, tan negro como las tinieblas del mismo abismo al que daba paso un portal, de donde empezaron a salir seres del inflamando oscuras armadura cubrían sus malinas personas. La primera orden salia de sir Galen.

-Nos atacan muchachos proteger a los chicos. Son demonios de Thanisis al final nos han descubierto.

-No necesitamos que senos proteja como cuando éramos uno bebe, - los dos jóvenes estaban tan unidos que las palabras salieron ala vez de ambos.- se nos preparo para esto mismo por lo que es la hora de ver si hemos aprendido bien.

Los caballeros se miraron entre ellos y comprendieron que los gemelos llevaban razón, el tiempo de protegerlo había quedado atrás, era el momento de saber si podría llegar asta donde les llevara su destino.

-Bien, creo que ha llegado vuestro momento, confiamos en vosotros, - los miro a todos ellos sabiendo que lo tendrían difícil incluso para los cinco. Pero si de algo estaban seguros era del poder de los dos más jóvenes, a pesar del ejercito de demonio que tenían delante, Thanisis esta vez no quería dejar nada al azar.- luchar y cubrir a vuestro compañero, amigo no dejéis un hueco en el escudo de nuestra defensa y tal vez podamos ganarles. Por la promesa echa a nuestra señora Lady Ibo.

Sir huma y sir Arthuz, unieron sus voces para contestar a una, por Lady Ibo, para que se sienta orgullosa de sus caballeros.

-Por todos nosotros, si dios no creo para luchar en esta vida, luchemos,-contesto Gaby.

La batalla comenzó, y los seres de la oscuridad se abalanzaron contra nuestros amigos como una plaga de insectos, haciendo que la frenética lucha de los jóvenes se igualase en ferocidad con la de los veteranos caballeros la espada de Electra era una prolongación del brazo de la joven, al igual que la de su hermano con la diferencia de que la hoja la de Alex era azul, la energía que desprendía mientras que la suya era de fuego rojo, como sus propios ojos. Mientras que sus maestros era una sinfonía de golpes acorde los de uno con los de sus compañeros, cada uno de ellos luchaba para su compañero, atacando y protegiendo a la vez. Mostrando con hechos lo que habían intentado enseñarles a los pupilos, la unidad hace la fuerza.

Los demonios fueron cediendo en su ataque ante la fuerza de los aliados.

-No los permitáis seguir unidos hacer que se separen atacar a los cachorros y los mayores cederán,- el vozarrón del líder de ellos retumbo en sus hombres.

-Engendro de la oscuridad no llegara el día en el que llegues a vernos ceder ante ningún engendro de Electra, - la replica salio de la joven Electra.

-Bien dicho hermanita.

Ante el desenlace de la batalla los demonios fueron cediendo, se fueron metiendo por el portal de donde habían salido, puesto que sir Arthuz acababa de dar de lleno a su líder, haciendo doblarse a los pies de los jóvenes.

-Ahora bastardo quien es el eslabón débil de la cadena. –lo remato con otra estocada, como al animal que era.- No consiento a nadie que ponga en duda la destreza de mis alumnos. Se hincho de orgullo el caballero haciendo que sus alumnos no cogieran en si de placer. Era la primera vez que sir Arthuz les elogiaba en sus habilidades, arreves que sir Huma que lo solía hacer muy a menudo, y sir Galen cuando realmente pensaba que era necesario, eran tres buenísimos tutores pero diferentes como loas mismas estaciones de la naturaleza.

La lucha cedió tras la caída del jefe a mando, y uno tras otro fueron remitiendo asta el portal de donde habían salido.

Mientras que al otro lado del portal en el lado oscuro de la batalla;



...

jueves, 10 de enero de 2008

Capítulo Uno.

En una humilde aldea una joven, la cual acababa de ser mama, de dos hermosos gemelos, a los que había puesto el nombre de Electra y Alexander, y por los cuales se encontraba en la situación de tener que abandonar el hogar que ella había dado el nombre de suyo durante todo el periodo de su joven vida.

La joven se llamaba Ibo de Gaulle, se la consideraba una hechicera del nivel más alto conocido por los humanos. Nació en una familia donde la magia y la brujería era lo habitual. Ibo era consciente de que su lugar en esta vida no era debido a su gran poder familiar sino a su faceta como madre, a pesar de lo que todos llegaran ha pensar de su unión con el demonio llamado Gwydion, de la cual salieron los gemelos codiciados por todos. La madre de Gwydion la reina de los demonios llamada Thanisis, como su señora mentora la druida Bodhmall, la maestra de ella y su hermana Riannon, esa gran señora que a pesar de sus delicadas maneras de llamar las cosas, sus pretensiones eran las misma que la de la arpía de la oscura señora. Ambas deseaban a los retoños para usarlos por su gran poder y sus fáciles manejos al ser dos seres tan pequeños, y la madre su discípula, eran moldeable, (gran error puesto que conociendo a la joven dama era de saber que ella defendía a los suyos con toda su persona es decir con la propia vida, y no había nada mas suyo que un hijo).

Ibo era una joven de gran belleza tanto física como espiritual, cosa que había resultado magia en el joven demonio. De estatura media, formas redondeadas, donde destacaba la estrechez de su cintura y la amplitud de las caderas, pechos generosos, altos y redondos, mucho eran los que la había comparado más de una vez con un reloj de arena, de torneadas piernas largas. Su rostro de fracciones anchas, donde destacaban los altos y marcados pómulos que le daban un toque de belleza exótica, donde los rasgados y profundos ojos dorados de largas y rizadas pestañas rubitas, descendiendo por la graciosita nariz y los carnosos labios de un rojo oscuro, con sus barbillita redondita era lo mas parecido a un ángel que podía uno imaginar, astas con sus simpáticas pequitas sobre la nariz, sin olvidar la majestuosa mata de cabello largo y de ondas grandes donde reflejaba los destellos del mismo sol.

Doblada ante la cuna de sus niños, los besaba para desearles las buenas noches, cuando presintió la presencia de los demonios.

-Dios bendito no dejes que se los lleven ayudadme a poder protegerlos.-Sabia que necesitaba llamar ha los jóvenes caballeros que por jerarquía le había sido ortigado el día en que sus poderes llegaron a su máximo grado de hechicería.

Los ojos de la joven se volvieron de un color dorado total, sin iris, cuando de sus labios salieron la llamada en forma de cántico;”Que mis ojos sean portadores de la presencia de los guardianes, señores de bellas armaduras doradas portadores de las esperanzas, ante mi mis arrogantes, caballeros protectores, vuestra dama os convoca: Sir Galen, señor del fuego y de la unión, Sir Huma el mas bello y encantador, águila de mi reino, Sir Arthur mi fiero, y arrogante caballero negro.”

Un portal se abrió en mitad de la pequeña salita, que hacia las veces de salón, habitación, y cocina. Desde donde empezaron a salir los llamados caballeros, guardianes de la llamada señora del portal intedimensional, la cual tenia el don de poder traer y pasar de una dimensión a otra, lo mismo que de los mundos, o de los lugares, al igual que la llamada Thanisis lo señora de la oscuridad.

Tres magníficos especimenes de sexo masculino, el del medio, el llamado sir Galen era un poco más alto que los otros dos. Media por lo menos dos metros de estatura de donde no se desperdiciaba ni una libra de grasa todo músculo y virilidad, vestía una armadura dorada y con la marca de un sol, desde debajo del yelmo asomaba unos cabellos rojo fuego que se dejaban ver asta los hombro en gruesos mechones. Los rasgos de su rostro era alargados pero no lo suficiente para afearle mas bien lo necesario para que la nariz aguileña encajase a la perfección, junto con los finos labios y los rasgados ojos dorado. El del lado derecho, llamado sir Huma era el más hermoso de ellos, guapo en todo el sentido de la palabra, se podría calificar de bello. Un poco mas bajo que su compañero y un poco mas esbelto, de rostro ovalado y grandes ojos rasgado de un color verde transparente de grande pupilas negra, y largas pestañas, boca de grueso labios sensuales, nariz de trazo perfecto, y una rizada es sedosa mata de cabello rubio, eran un sueño irreal. Vestía una armadura al igual que su compañero dorada donde el símbolo era un águila, y unas alas metálicas de la misma armadura.

Sir Arthur el mas serio y a la vez masculino era el ultimo, de la altura del anterior pero menos perfecto al menos a los cánones de la belleza se escrita pero era el mas masculino de ellos. Era dueño de unos cabellos negros como las alas de un cuervo, brillante y muy espeso que se le ondulaba a la altura del cuello. Los rasgos eran de fracciones anchas y marcadas, donde se podía apreciar la dureza de su carácter. Su mirada era dura y fría como el color indicaba, puesto que era un gris metalizado, boca de labios gruesos pero con el rigor de su seriedad. Toda hembra en peligro lo desearía con ella. (para más de una protección por su puesto). Su armadura al igual que las otras dos era dorada pero el dibujo de un lobo.

-Nos deseabais ver mi señora,- hablo el caballero Galen, -pues aquí estamos, siempre a sus pies, mi hermosa dama para lo que desee mandar.-dios bondadoso si alguna vez pensó que el caballero Huma era el galante y seductor del grupo, con esas palabras había descubierto que no era el único que sabia tratar a una mujer. La mirada del caballero se clavo en su señora para descubrir lo que sus labios ocultaban, sintió su debilidad, la impotencia, que marcaba las fracciones de la joven por el hecho de tener que tomar la decisión mas difícil de toda su vida. Ante los caballeros el rostro de la hechicera cambio del todo, sus fracciones se endurecieron por la determinación que había tomado, se dirigió a sus caballeros;

-Si caballero yo os mande venir asta mi presencia, pero no para que lucharais en mi batalla, si no para que protejáis mi tesoro por mi, quiero que os llevéis a mis bebes de aquí los escondáis de todos, lo mismo vale para los de un bando como para otro. Cuidarlos, protegerlos, y educarlos, asta que ellos mismos sen capaces de cuidarse, y valorar todo el poder que se les otorgue sin que nadie los manipulen. Que crezcan juntos haciéndose una unidad, por que eso mismo será el mayor de sus dones tenerse el uno al otro. Ahora mis caballeros tenéis que partir,-con un ultimo esfuerzo sujetando el escudo, beso a cada uno de sus bebes, mientras sus ojos se llenaron de lagrimas contenidas.- Hasta siempre mis dulces, que dios este siempre con vosotros y la felicidad reine en vuestras vidas, asta siempre mis tesoros.

Sir Arthuz avanzo por la estancia asta situase cerca de la madre y los niños.- No señora de aquí no se marcha nadie asta que no se haga lo que hemos venido hacer.-en los labios del joven caballero asomo una negra sonrisa, helando la sangre de los allí presente.- acabar con esta inmundicia que ensucia la estancia con su sola presencia.-Por arte de magia y a una sola palabra suya su mano se encontraba sujetando una enorme espada.

-Basta caballero, yo os ordeno que refrenéis vuestro ataque, soy tu señora, mis órdenes son obedecidas. Coger a mis niños y marcharos,-el rostro de Ibo se trasformo en una mascara de dolor, - Sir Galen coge a tus caballeros, veros.- la voz de la mujer salio profunda y tan dura como el mismo hielo.- Solo espero que algún día encuentre su camino y su lugar en esta maldita tierra que les tocado nacer. Iros ya.

A la orden de la mujer un portal semejante al que se formo cuando llegaron los tres hombres se abrió por donde cruzaron los tres hombres con su valiosa carga.

-Que dios te asista mis bella señora, y te ayude.- las palabras de sir Huma sonaron desde el portal llenando la estancia con su sonido.

-También con vosotros mi galante caballero.-la puerta de la cabaña fue destruida, de un golpe seco, y la joven se olvido del asta entonces problema que le había nublado la mente, puesto que ese problema estaba mas que solucionado, no podían estar en mejores manos, su tiempo y fuerzas eran para, los espectros que se había atrevido a molestarla en su propia morada.Se acabo el plan de defensa ahora empezaba su nueva faceta de la guerrera, y por dios que lo iba ha disfrutar al máximo.

-Bien demonios del infierno creo que habéis venido a invitarme a una fiesta, y por lo que veo ninguna dama seria capaz de negarse ante tal invitación,- reconoció al jefe el demonio llamado, Angus la mano derecha de la bruja. Era un gigante de dos metros de estatura, de cuerpo rallando con lo huesudo, siempre había sido delgado pero últimamente se habían acentuado más su falta de carnes, de tez pálida y rostro enjuto, ojos muy negros y pelo largo y alvino, le recordaba de cuando había estado con Gwydion, ambos hombre habían sido rivales y compañeros en todo incluso en la rivalidad para con la madre de Gwydion.

-Te veo muy activa mi bella hermana. Tal vez fue esa faceta, la que conquisto al invecil de Gwydion, aunque bien mirado no lo creo, creo que Thanesis llevaba razón le embrujaste, con tu malditos ojos dorados, mierda bruja realmente eres buena,-el comandante de Thanesis, se dio cuenta que la joven mientras conversaba con el estaba formulado otro portal el doble de grande que el primero, de donde manaba una fuerza absorbente que se estaba volviendo un torbellino, y sus dorados ojos trasluciéndose en un liquido que rivalizaba en su color con el jerez mas caro, haciendo honor a su fama de hechicera suprema. El cántico se hizo ritual y del mismo portal fueron saliendo brazos de energía dorada que absorbía a los demonios metiéndolos en el abismo del mas allá. Angus se volvió con los reflejos que habían echo de el, brazo derecho de su reina. Se movió hasta colocarse detrás de Ibo, provocando el descontrol del hechizo y descontrolando el control del portal.

-No sabes lo que as provocado a hacerme perder el control sobre el portal, pero puedo asegurarte maldito demonio que, mis planes para vuestro futuro no es la mitad de lo que sucedera, ja, ja, ja…-la risa de la muchacha provoco en el demonio un escalofrió que jamás pensó que lo pudiera sentir en presencia de la mujer, que un día conquistara a su hermano de armas.

El portal se fue haciendo cada vez más grande y la energía más oscura haciendo el papel de una especie de agujero negro,

-Maldita mujer haz que esto se pare de una maldita vez, antes de que todos seamos tragados hasta a ti misma te absorberá, usa la maldita cabeza y frena este maldito desaguisado.- el sujeto por detrás, para hacer las veces de escudo.

-Es una estupidez gran hombre o demonio… o lo que seas querido –rió- yo no puedo hacerte de escudo porque el portal se ha hecho mas poderoso que mi propia magia, y sabes que es lo que significa eso queridito,-volvió ha sonreír – que en este momento de la situación yo no soy su guardiana, sino un enemigo más. Nunca pensé que mi propia muerte fuera algo tan sumamente bello. Con estas palabras el portal absorbió toda la pequeña cabaña con sus ocupantes.

En el lugar donde hubo un día una cabaña quedo solo el recuerdo, y a lo lejos una sombra de una joven con armadura montando a un enorme semental negro, como negra era en ese momento su semblante, por que a pesar de todos sus intentos había llegado tarde para ayudar a su hermana,- Mierda.- la palabras salieron de su labios como un quejido, al igual que la única lagrima que rodó por su mejilla.

-Perdóname hermanita por no saber interpretar tu llamada, ha tiempo, te he fallado.- otra sombra mucho mas pequeña se reflejo detrás de la guerrera, la sombra de un pequeño ser, que bien podía ser un enano o un niño.- te dije que no me siguieras.

-Lo siento Riannon, no pretendía molestar, solo quería estar contigo sabes que no me gusta la soledad.

La joven observo los ojos tristes de la niña, y supo que tal vez en esos instantes necesitara el consuelo de otra presencia más que nunca en su vida. La culpa era una carga muy pesada, para alguien como ella que jamás en toda su vida se había lamentado de nada, y mucho menos sentido culpable de algo.

-Esta bien, pequeña no pasa nada, no tienes que sentir nada, me alegro que estés aquí. Una sonrisa ilumino el rostro de la niña, llamada Nessa la mujer era la única persona que se molestaba en cuidarla y elogiarla, nadie en su corta vida se había molestado en ella ni para lo bueno ni para lo malo.

Según iba alejándose de allí la mujer se iba haciendo un calculo de cómo dar con sus sobrinos, por que por lo mas sagrado que daría con ellos y cuidaría aunque fuera desde lejos de que nada les sucediera. Por su hermana.



...